“Tu negocio es un reflejo de cómo eres tú.”

Especialmente si llevas años con tu negocio, sucede que: “Si tu forma de pensar es descuidada, tu negocio será descuidado. Si eres desorganizado, tu negocio será desorganizado. […] Si tu información de lo que debe hacerse en tu negocio es limitada, tu negocio va a reflejar esa limitación.”

Pensamos que somos muy buenos para desempeñar un trabajo técnico que no se reconoce ni se valora. Se nos ocurre que podemos mejorar el negocio en que trabajamos, si lo instrumentamos de manera independiente. Soñamos que todo será perfecto. Lo que desconocemos es que las estadísticas nos muestran que el típico dueño de negocio es:

Un primer fracaso es convertirnos en un trabajador más de nuestro propio negocio, pues nos vemos rebasados en todas las actividades (técnicas, administrativas, tácticas, de planeación).

Otro problema es que no queremos que alguien ajeno se inmiscuya en nuestro “sueño”, asumimos que no tendrá el mismo compromiso que nosotros y que las cosas se saldrán de control. Estamos a muy poco de tirar la toalla y retirarnos, lo que evidencia de manera clara que no pensamos en crear

  • Un organigrama de nuestra empresa, que dé certeza de saber qué es lo que la empresa necesita.
  • Un manual de operaciones, que permita que todos los procesos sean realizados de la misma manera.
  • Un conjunto de estándares, para saber en dónde estamos y a dónde queremos llegar.

Sobre tu capital humano

Se recomienda buscar personas con más actitud que aptitud, que estarán dispuestos a ir más allá, a vender sentimientos no cosas. Se ha comprobado que la gente compra sensaciones por el trato humano y no por los objetos que consume.

Un negocio es como la vida, por lo regular pasa por tres etapas:

  1. El técnico emprendedor hace y controla todo.
  2. Tienes crecimiento, pero necesitas encaminarlo y hacer que funcione sin ti y no por ti.
  3. Tu negocio se encuentra totalmente planeado y estructurado, se sabe hacia dónde se quiere llegar.

La madurez no es el resultado inevitable de las dos primeras etapas, por lo que te recomiendo que evalúes la necesidad de solicitar la ayuda de un profesional, evita crecer a base de golpes.

Basado en el Libro de Michael Gerber “El Mito del Emprendedor”